La mamografía se realiza de forma ambulatoria.

¿Habrá algo más angustiante que estar esperando el diagnóstico?

Tú te encontraste algo en un pecho, un examen mostró algo raro, tu ginecólogo detectó algo… independiente de cómo llegaste a esto, estas esperando que se aclare el diagnóstico. Te han pedido más exámenes, estas esperando una hora con el especialista… estás en un momento de angustia. La duda y el miedo se han instalado en tu cabeza y en tu corazón…

Es un momento terrible, pero en el que, sin embargo, la esperanza de que todo saldrá bien te permite soportar el momento, te da un respiro y te ayuda a esperar.

Pero, si el diagnóstico de cáncer se confirma, te parecerá estar cayendo en un pozo sin fondo…

Muchas mujeres dicen que el tiempo más difícil para ellas fue entre el diagnóstico y el tratamiento. Durante este tiempo debes continuar con tu vida, cumplir tus tareas diarias queriendo aparentar normalidad, mientras por dentro sufres el tremendo impacto del diagnóstico del cáncer y comienzas a darte cuenta de lo poco que sabes acerca de tu enfermedad.

El hacer algo es la mejor forma de lidiar con esta ansiedad. Aprende todo lo que puedas acerca de la enfermedad y acerca de las opciones de tratamiento disponibles para ti. Ve a la biblioteca o a la librería. Busca toda la información que puedas. Lee, toma notas, habla con mujeres que han superado el cáncer de mama. A pesar de que tu cabezas de vueltas y de que no logres tener claridad en la información y estabilidad en tus emociones, este es el momento en el que tendrás que tomar algunas de las decisiones más importantes acerca de tu tratamiento.

Al principio quizá te sientas abrumada por sentimientos que no puedes controlar. Podrás distraerte fácilmente y tener dificultades para concentrarte. Muchas mujeres experimentan confusión y cambios intensos en su estado de ánimo. Seguramente te costará dormir.

Es importante no tratar de agravar tu estrés preguntándote por qué te sientes de la manera que te sientes, o diciéndote que no debes de sentirte así.

Respeta tus sentimientos y escucha tu voz interior – ya sea que te escuches a

ti misma cuestionando la sabiduría de tu médico o simplemente reclamando por

tu suerte. Si estás enojada, permítete estarlo, si quieres llorar, hazlo. Deja que tus sentimientos se manifiesten, exprésalos lo mejor que puedas. Si los retienes en tu interior y los escondes, allí se quedarán. Si los dejas salir, se irán y te sentirás más tranquila.

Este es un buen momento para buscar personas en las que confíes: familiares o amigos, un vecino o compañero de trabajo. Debes hablar de lo que piensas y de lo que sientes…, verás como así las ideas se te aclaran y puedes identificar mejor aquello que necesitas saber. Tampoco desoigas tus intuiciones, a veces son de gran ayuda.

Como mujer, puedes estar acostumbrada a cuidar de otros, pero quizá rehúses pedir ayuda para ti misma. Pedir ayuda a la gente, cuando tú la necesitas, es sano y no

disminuye tu imagen ante los demás.

Es verdad que, a veces, las opiniones de otras personas aportan más confusión que claridad. También es verdad que hay algunas personas algo desatinadas en sus expresiones y que te harán daño. Demasiados consejos probablemente te generarán un nueva carga de angustia. Sin embargo, debes aprender a ver en esto el lado positivo. A ver que la gente opina, habla, sugiere y comenta tratando de ayudarte. Y esa carga de amor debes aprovecharla. De la misma forma debes obtener nuevas ideas de ese caos de información, identificar nuevas cosas que no sabes y que deberás conversar con tu médico.

Porque, al fin, allí está el asunto. Debes hablar con tu médico y debes saber y tener preparado aquello de que quieres hablar. Estar bien informada no sólo te servirá para tomar mejores decisiones sino también para hacerte sentir que tienes mejor control de la situación y todo esto te ayudará a sanar más pronto.

Cuando te acuerdes de este tiempo turbulento, te darás cuenta que hiciste lo mejor que pudiste con las opciones disponibles y esto te hará sentirte orgullosa de ti misma y reforzará tu autoestima.